Fernando Ramírez Osorio
Cada época de la historia de México ha marcado su impronta en la cultura de la Puebla de los Ángeles, enriqueciéndola en tal forma que podemos hablar de una cultura propia, rica y única. Cultura integrada por múltiples aportaciones españolas, árabes, chinas, francesas, todas en armonía, en la cual, si se destruye una parte de atenta contra la unidad. Tal es el patrimonio cultural poblano.
La Revolución Mexicana removió los símbolos caducos del colonialismo y se revaloraron las raíces de nuestra identidad nacional. Pintores y literarios abrieron el camino del conocimiento y la comprensión de nuestra cultura. Y aparecen, también, los primeros investigadores del gran arte mexicano.
Paralelamente, hacen acto de presencia, mimetizados, los antiguos terratenientes, caciques, exploradores nacionales y extranjeros y las castas privilegiadas; buscando fincar y ensanchar su poder. Invocando el “progreso” del país inician la destrucción, a golpe de piqueta, de las “casas viejas” de la ciudad de Puebla para convertirlas en “casas de productos” con amplios locales comerciales con la novedosa “cortina de acero”. Todo propietario “progresista” puede hacer lo que quiera con su “casa vieja”. Nada ni nadie detiene la mano de los demoledores. Sólo uno o dos intelectuales llegaron a manifestar su consternación por la desaparición de algún noble edificio.
La defensa del patrimonio cultural poblano
En 1952 se fundan, coincidentemente, dos organismos afines: El Frente Nacional de Artes Plásticas (FNAP), a fines de mayo, y el Primer Núcleo de Grabadores de Puebla (PNGP) a principios de junio.
Entre las personalidades que integraban el Comité Directivo Nacional del FNAP se encontraban: el maestro Francisco Goitia, Rosendo Soto, Miguel Salas Anzures, José Chávez Morado, Ignacio Márquez Rodiles, etc.
El PNGP lo integraban un grupo de jóvenes y dinámicos artistas grabadores a cuyo frente estaba el Maestro Ramón Pablo Loreto Muñiz, como secretario de prensa, y el Maestro Fernando Ramírez Osorio, Representante de la Asociación.
Márquez Rodiles, Soto y Salas Anzures rompen el silencio ominoso en torno a la destrucción del patrimonio arquitectónico de Puebla, denunciando la demolición que se efectúa en esos momentos de la Casa del Deán Don Tomás de la Plaza con data de construcción en 1580. El PNGP inicia la lucha por el rescate de este monumento apoyado firmemente por el FNAP y una pléyade de artistas e intelectuales. Nunca antes se había levantado tan vigorosamente la voz ciudadana. La presión fue insostenible para los traficantes de la cultura y accedieron a respetar la fracción que aún quedaba en pie de este monumento histórico. Con este triunfo, decisivo en los anales de la cultura en México, se inicia la defensa del patrimonio cultural de Puebla.
El PNGP, desde su fundación en 1952, es el iniciador y sostenedor de una lucha tenaz y decidida en defensa del patrimonio cultural poblano. Desde su arranque la batalla se fue recrudeciendo año con año; aparecen nuevas tácticas de parte de los destructores: manejan la intriga, el descrédito, la amenaza y la represalia en contra de los defensores; inventan múltiples y mañosas técnicas para dañar a los viejos inmuebles en forma irreversible, las “constructoras” se especializan en demoler un monumento entre el sábado y el domingo, los permisos para demoler los obtenían de cualquier dependencia oficial, etc. La reacción de los enemigos de la cultura no se hacía esperar y buscaba apresurar sus proyectos destructivos.
Por otro lado, cada vez más personas se concientizaban de las graves pérdidas que sufría el acervo arquitectónico de Puebla gracias a la permanente labor de denuncia y divulgación, gráfica y escrita, emprendida por el PNGP en torno a la riqueza patrimonial de Puebla.
El grupo de defensores, presidido por el PNGP, exige a las autoridades correspondientes la elaboración del Catálogo de Monumentos Arquitectónicos de la ciudad de Puebla, actualizado y elaborado por personal capacitado; ya que el existente y en vigor, que data de 1918 solo comprende a 271 edificios valiosos, que representan a penas el 10 por ciento del acervo arquitectónico. Así mismo, se pugna porque se promulgue una nueva Ley de Protección de Monumentos y Sitios que proteja verdaderamente a los monumentos catalogados, ya que la Ley de Protección de Monumentos y Zonas del Estado de Puebla, promulgada en 1938, fue objeto propiciatorio de violaciones por parte de las propias autoridades y de los influyentes “destructores”, quienes finalmente la derogan, en 1951, para sus aviesos afines. La complacencia de la Comisión de Monumentos Coloniales de esa época propicia la destrucción, total o parcial, de 140 monumentos en el lapso de 1940 a 1955.
Solamente en 1954, pese a las denuncias, las súplicas, los argumentos y la exigencia de la opinión pública se destruyen, es bestial acomedida, cuatro poblanísimos conjuntos formados por los siguientes cruceros: 3 sur y 3 poniente; 16 de Septiembre y 17 Poniente (El Carmen); 16 de Septiembre y 3 poniente (Catedral) y 3 poniente y 5 sur (San Agustín). En pocos meses fueron destruidos 7 valiosos monumentos arquitectónicos del patrimonio histórico de México.
El Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano
Debido a que la defensa del patrimonio cultural rebasó los objetivos del grupo de grabadores, fue necesario formar una asociación de personas interesadas solamente en la defensoría de nuestro patrimonio cultural. Es así como, después de 19 años de heroica lucha del PNGP el grupo de defensores cambia de nombre, y se constituye el Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano (CDPCP) en 1971, integrando la primera mesa directiva el maestro Ignacio Ibarra Mazari, como Presidente; el maestro Fernando Ramírez Osorio, Vice-Presidente y el maestro Ramón Pablo Loreto Muñiz, Secretario de Prensa y Difusión.
La nueva asociación prosigue, con renovados bríos, la batalla por la supervivencia de nuestro legado monumental; múltiples son, como en los años anteriores, los graves problemas a resolver; las obras emprendidas para degradar el conjunto arquitectónico de Santo Domingo han sido suspendidas por una orden federal, gracias a la presión del PNGP, los propietarios anteponen todos sus recursos para llevar adelante sus negativos proyectos; la ex penitenciaría pretende ser vendida para plantar ahí un centro comercial; los bosques de Amalucan y Manzanilla son saqueados e invadidos y hasta la naturaleza parece estar en contra del patrimonio arquitectónico cuando el 28 de agosto de 1973 hace temblar la tierra y muchos edificios valiosos son dañados.
En 1976 asume el cargo de Presidente del Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano el maestro Fernando Ramírez Osorio, a la muerte del ameritado maestro Ibarra Mazari, cargo que desempeña hasta la fecha.
Largo y prolijo sería enumerar los triunfos y derrotas en que este grupo de defensores poblanos ha sido principal protagonista en la lucha por la recuperación de su legado monumental desde hace cuarenta años. Sí creo necesario subrayar que no ha sido en vano el esfuerzo.
Dic. 92.
La Revolución Mexicana removió los símbolos caducos del colonialismo y se revaloraron las raíces de nuestra identidad nacional. Pintores y literarios abrieron el camino del conocimiento y la comprensión de nuestra cultura. Y aparecen, también, los primeros investigadores del gran arte mexicano.
Paralelamente, hacen acto de presencia, mimetizados, los antiguos terratenientes, caciques, exploradores nacionales y extranjeros y las castas privilegiadas; buscando fincar y ensanchar su poder. Invocando el “progreso” del país inician la destrucción, a golpe de piqueta, de las “casas viejas” de la ciudad de Puebla para convertirlas en “casas de productos” con amplios locales comerciales con la novedosa “cortina de acero”. Todo propietario “progresista” puede hacer lo que quiera con su “casa vieja”. Nada ni nadie detiene la mano de los demoledores. Sólo uno o dos intelectuales llegaron a manifestar su consternación por la desaparición de algún noble edificio.
La defensa del patrimonio cultural poblano
En 1952 se fundan, coincidentemente, dos organismos afines: El Frente Nacional de Artes Plásticas (FNAP), a fines de mayo, y el Primer Núcleo de Grabadores de Puebla (PNGP) a principios de junio.
Entre las personalidades que integraban el Comité Directivo Nacional del FNAP se encontraban: el maestro Francisco Goitia, Rosendo Soto, Miguel Salas Anzures, José Chávez Morado, Ignacio Márquez Rodiles, etc.
El PNGP lo integraban un grupo de jóvenes y dinámicos artistas grabadores a cuyo frente estaba el Maestro Ramón Pablo Loreto Muñiz, como secretario de prensa, y el Maestro Fernando Ramírez Osorio, Representante de la Asociación.
Márquez Rodiles, Soto y Salas Anzures rompen el silencio ominoso en torno a la destrucción del patrimonio arquitectónico de Puebla, denunciando la demolición que se efectúa en esos momentos de la Casa del Deán Don Tomás de la Plaza con data de construcción en 1580. El PNGP inicia la lucha por el rescate de este monumento apoyado firmemente por el FNAP y una pléyade de artistas e intelectuales. Nunca antes se había levantado tan vigorosamente la voz ciudadana. La presión fue insostenible para los traficantes de la cultura y accedieron a respetar la fracción que aún quedaba en pie de este monumento histórico. Con este triunfo, decisivo en los anales de la cultura en México, se inicia la defensa del patrimonio cultural de Puebla.
El PNGP, desde su fundación en 1952, es el iniciador y sostenedor de una lucha tenaz y decidida en defensa del patrimonio cultural poblano. Desde su arranque la batalla se fue recrudeciendo año con año; aparecen nuevas tácticas de parte de los destructores: manejan la intriga, el descrédito, la amenaza y la represalia en contra de los defensores; inventan múltiples y mañosas técnicas para dañar a los viejos inmuebles en forma irreversible, las “constructoras” se especializan en demoler un monumento entre el sábado y el domingo, los permisos para demoler los obtenían de cualquier dependencia oficial, etc. La reacción de los enemigos de la cultura no se hacía esperar y buscaba apresurar sus proyectos destructivos.
Por otro lado, cada vez más personas se concientizaban de las graves pérdidas que sufría el acervo arquitectónico de Puebla gracias a la permanente labor de denuncia y divulgación, gráfica y escrita, emprendida por el PNGP en torno a la riqueza patrimonial de Puebla.
El grupo de defensores, presidido por el PNGP, exige a las autoridades correspondientes la elaboración del Catálogo de Monumentos Arquitectónicos de la ciudad de Puebla, actualizado y elaborado por personal capacitado; ya que el existente y en vigor, que data de 1918 solo comprende a 271 edificios valiosos, que representan a penas el 10 por ciento del acervo arquitectónico. Así mismo, se pugna porque se promulgue una nueva Ley de Protección de Monumentos y Sitios que proteja verdaderamente a los monumentos catalogados, ya que la Ley de Protección de Monumentos y Zonas del Estado de Puebla, promulgada en 1938, fue objeto propiciatorio de violaciones por parte de las propias autoridades y de los influyentes “destructores”, quienes finalmente la derogan, en 1951, para sus aviesos afines. La complacencia de la Comisión de Monumentos Coloniales de esa época propicia la destrucción, total o parcial, de 140 monumentos en el lapso de 1940 a 1955.
Solamente en 1954, pese a las denuncias, las súplicas, los argumentos y la exigencia de la opinión pública se destruyen, es bestial acomedida, cuatro poblanísimos conjuntos formados por los siguientes cruceros: 3 sur y 3 poniente; 16 de Septiembre y 17 Poniente (El Carmen); 16 de Septiembre y 3 poniente (Catedral) y 3 poniente y 5 sur (San Agustín). En pocos meses fueron destruidos 7 valiosos monumentos arquitectónicos del patrimonio histórico de México.
El Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano
Debido a que la defensa del patrimonio cultural rebasó los objetivos del grupo de grabadores, fue necesario formar una asociación de personas interesadas solamente en la defensoría de nuestro patrimonio cultural. Es así como, después de 19 años de heroica lucha del PNGP el grupo de defensores cambia de nombre, y se constituye el Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano (CDPCP) en 1971, integrando la primera mesa directiva el maestro Ignacio Ibarra Mazari, como Presidente; el maestro Fernando Ramírez Osorio, Vice-Presidente y el maestro Ramón Pablo Loreto Muñiz, Secretario de Prensa y Difusión.
La nueva asociación prosigue, con renovados bríos, la batalla por la supervivencia de nuestro legado monumental; múltiples son, como en los años anteriores, los graves problemas a resolver; las obras emprendidas para degradar el conjunto arquitectónico de Santo Domingo han sido suspendidas por una orden federal, gracias a la presión del PNGP, los propietarios anteponen todos sus recursos para llevar adelante sus negativos proyectos; la ex penitenciaría pretende ser vendida para plantar ahí un centro comercial; los bosques de Amalucan y Manzanilla son saqueados e invadidos y hasta la naturaleza parece estar en contra del patrimonio arquitectónico cuando el 28 de agosto de 1973 hace temblar la tierra y muchos edificios valiosos son dañados.
En 1976 asume el cargo de Presidente del Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano el maestro Fernando Ramírez Osorio, a la muerte del ameritado maestro Ibarra Mazari, cargo que desempeña hasta la fecha.
Largo y prolijo sería enumerar los triunfos y derrotas en que este grupo de defensores poblanos ha sido principal protagonista en la lucha por la recuperación de su legado monumental desde hace cuarenta años. Sí creo necesario subrayar que no ha sido en vano el esfuerzo.
Dic. 92.
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